lunes, 30 de marzo de 2020

Día de los amantes


Comienza en
madrugada de cielos pedregosos
-amagando la helada negra-;
ciegos deformando el mármol
con el sudor de las manos frías.

Luego una
mañana de ofrenda de fruta fresca,
puesta a tus pies
para vértela comer, o bien verla
pudrirse, cubrirse de vello blanco.

Una
tarde de juegos.
Bendición en la cara.
Resopla sal,
  bendíceme la cara. Y
juguetea en el borde de la cama.

Más tarde, un
anochecer de censuras. Lamento.
tú también lamentas. Recuerdo
porque tú también recuerdas.
A dónde fue tu mano aquel día,
si al río, si a la ciudad, si a las
hojas secas.

Y la noche
convertida en carrera de aprensivos
sobre el asfalto encharcado,
los tan fríos carrillos de la cara
transformados en patio de juegos.
Los brazos tensos, los ojos secos;
dos buscando un hueco caliente
entre dos coches.

sábado, 28 de marzo de 2020

Cuatro poemas blasfemos y uno de amor


I
sobre mi cráneo pesa un cristo muerto.
me habló de amigo. muerto en domingo.
suplicando, lo vi, suplicándome un beso.
sollozo colgando del cuello. mientras
crece musgo sobre mis zapatos. arde
mi nombre, yo sollozo, él me suplicó morir
y ahora pesa sobre mi cráneo un cristo vivo.

II
cojo la cámara y enfoco a través de la ventana
ruego a dios poder captar el viento, pero no puedo,
ruego a dios poder captar el viento, y no puedo,
no puedo. la máquina suspira y el viento corre
fresco, libre, y yo no puedo, no puedo.

III
tenté a la suerte
tumbado sobre la hierba seca entre alcornoques
mirando carnosas nubes.

para hundirme en la tierra
el beso del llanto me fue dado.
caballos reprochando a lo lejos.

IV
a mí me parió la ira
impregnado en vino consagrado.
la frente marcada con el bronce
de los cainitas. pero y a quién no.
de todos nuestros sexos sube
el hedor al reino de los cielos.

*
Amar como hacer
una barquita con ramas
o palillos de dientes.
Amar como pintar
una casa recién hecha,
fresca y nueva.
Amar como plantar
un arbusto, limpiar
de polvo sus hojas.
Amar como quien mira
el mar con ojos viejos
de viejo amante.

jueves, 26 de marzo de 2020

A Judas Tadeo


San Juditas. Te buscamos
entre el gentío en otoño,
entre el espeso humo gris
de las castañas asadas.

Veo un hincar de rodillas
bajo el atrio, pellejo amarillo
cubriendo esqueletos penitentes
rogando por un trabajo.

Hermano del peregrino:
serviste bien, ahora
camina solo hacia las
llamas redentoras.

Veo cumplido el ruego;
un tiempo que gotea
desde muñecas abiertas
encharcando el mundo.

La llama de tu frente
se extiende amplia
sobre los templos
como sobre la tierra un día.

Veo rabia contenida
en fantasmas enclaustrados,
relojes que se quiebran
a golpe de tambor.

No nos sirve la higuera.
No se enternecen sus ramas,
ni se caen sus hojas
cuando el verano se acerca.

No habrá castigo severo
para los hipócritas.
Pero habrá llanto como
habrá crujir de dientes.

Tras todo, me veo sentado
llorando sobre ruinas cenicientas,
clavado tu viejo sueño en la sien
con clavos plateados.

lunes, 23 de marzo de 2020

Para después del confinamiento


sin lavarnos las bocas. así besarnos, sucios
de estar sentados en el suelo. encorvados,
con el torso agotado de angustia. así hacer
el amor, rellenar las esponjas de la verga
con la sangre estancada llena de moscas, con las
cejas despeinadas, las nalgas planas, penosa-
mente. ojerosos, deslumbrados, bien flacos de
dejar crecer las uñas y caer el pelo, de secar
los nudillos; aprendidos los silencios. sin
siquiera lavarnos. lamernos. dormirnos.

sábado, 21 de marzo de 2020

21/03/2020


senderos escoltados
por adelfas perennes,
venenosos arbustos
conduciendo a un santo
vacío, a un vacío santo,
tranquilo, solitario,
libre de enfermedad,
donde ayunar tiempo
y felizmente disolverse.

Observo con cierta pena
nuestra foto sobre las rocas
de espaldas al viejo pueblo
de mis abuelos. Tu hombro
desnudo silueteado por la sierra.
Los ojos entreabiertos
por el impacto del sol.
Nuestras botas atravesando
césped y jaramagos
a la sombra de casuchas
bien encaladas.
La iglesia reinando sobre
los cerros de encinas y olivos;
te digo esta es mi sangre
y nos reímos los dos.
Pero una cosa recuerdo
por encima de todo:
visitamos a Manuela,
vecina de la «laera»,
jugamos con sus perritas
y bebimos de su café.
Ambos llorábamos en el coche
ya de vuelta a la ciudad,
en silencio, de la mano,
contagiados de esta anciana
que veía subir la muerte,
poco a poco, de los huertos
a su patio. No, no era la muerte,
sino la soledad de quien
subió los montes y cuidó
la ermita y ya no puede.

hace tiempo que no escribo poemas 
nacidos de la pérdida (mas tiempo).
si hoy pierdo -es seguro, estoy
perdiendo- no será hasta verano
que escriba. cuando arrancas
un brazo lo que salen son palabras.
yo sé que me crece dentro un bicho
negro cuando como y no devuelvo
de milagro cuando quiero dormir
pero el techo se me cae encima.
he visto gorriones salir a cantar
y retirarse, ya nadie les escucha.
me nutro de la tristeza de quienes
me llaman amigo, de quienes
responden a mi angustia con 
nanas escondidas. me nutro 
de la desgracia compañera y
deslizo la mirada al verano incandescente
si esto que escribo no tiene valor
alguno, haré lo que siempre hago:
la cama, la cena, pasear reproches
y estirarme, deformarme como chicle
hasta la quiebra, hasta el dolor
(lo que se conoce como bruxismo).
hace tiempo que no escribo buenos
poemas, aunque la duda sea si
alguna vez los he escrito. 


viernes, 20 de marzo de 2020

2:26 am


sucio cuarto limpio
demasiado polvo tragado
-salgo al descansillo-
-el aire es aire-
-el aroma de café
seda invisible envolvente-
perdiéndome en mi propio
bosque, hundiéndose la
barcaza en los estanques
del hogar-que se amotinen
pienso. que las fábricas
paren. que quememos los
centros de trabajo de
nuestros padres (para
limpiar nuestra prosa
y hacerla veraz) ya veo
pulgas donde
no las hay.
2:26 am.

pausado todo ¿no
será que al guantazo
al que responden los
versos? a lo sucio a la
sangre al aire que es aire
a los perrospaseantes

primavera que pasas
de izquierda a derecha
garra sobre el horizonte
anticiclón dentado

sobre tu pecho
un clave

mareas de marzo
(tierra)


20/03/2020


releo viejos relatos
que dicen
mira ese hombre
montaña de huesos
vestida con gasas secas
amarillas. relatos
nuevos que dicen
mira ese viejo
montaña de huesos
vestida con gasas secas
amarillas. versos
viejos que dicen
abre la boca, tengo sed
déjame beber
de tu saliva.
releo nuevos versos
que dicen
abre la boca que
tengo sed, déjame
beber de tu saliva.
que la calle enferma
me riñe cuando amago
lamer tu cara en la pantalla.