lunes, 30 de marzo de 2020
Día de los amantes
Comienza en
madrugada de cielos pedregosos
-amagando la helada negra-;
ciegos deformando el mármol
con el sudor de las manos frías.
Luego una
mañana de ofrenda de fruta fresca,
puesta a tus pies
para vértela comer, o bien verla
pudrirse, cubrirse de vello blanco.
Una
tarde de juegos.
Bendición en la cara.
Resopla sal,
bendíceme la cara. Y
juguetea en el borde de la cama.
Más tarde, un
anochecer de censuras. Lamento.
tú también lamentas. Recuerdo
porque tú también recuerdas.
A dónde fue tu mano aquel día,
si al río, si a la ciudad, si a las
hojas secas.
Y la noche
convertida en carrera de aprensivos
sobre el asfalto encharcado,
los tan fríos carrillos de la cara
transformados en patio de juegos.
Los brazos tensos, los ojos secos;
dos buscando un hueco caliente
entre dos coches.
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